jueves, 15 de julio de 2010


Sorprendente. Este es el primer adjetivo que viene a mi mente si pienso en mi primera experiencia con el camino de Santiago. La aventura se presentaba completa: casi 22km por delante y todos nosotros frente a un chocolate caliente a las 9 de la mañana nos disponíamos a comenzar. Un día de sol nos sorprendía junto a cinco intensas horas llenas de risas, historias, anécdotas, pequeños mareos, sed, agujetas y dolor de pies. Nunca olvidaremos al Fraile Daniel llegado directamente desde Italia pese a su origen polaco, a Alejandro San y sus "historias de batallas", a la farmacéutica de la Ronda, ni al señor que todos pensabamos que tenia intención de vendernos un bastón. Credenciales en mano, preciosos cuños a medida que nos aproximabamos al destino, caminos llenos de piedras y cuestas hacia arriba, y después hacia abajo, gente agradable que te saluda amablemente preguntándote de donde eres y otra no tan agradable, esos fueron algunos de los principales ingredientes para tan especial velada.


Nunca olvidaré lo increíble que resulta el camino, por él pasan millones de personas cada año, personas con historias diferentes, con lenguas diferentes, con costumbres diferentes. Unos a caballo, otros en bicicleta y otros como nosotras, a pie y con una mochila. Algunos en grupo y otros solos, en silencio, reflexionando y disfrutando de esa soledad tan deseada. Cada cuál diferente y cada cuál especial por sí sólo. Estoy deseando volver, ya nos queda poco. Nuestro próximo destino: Sarria. ¡Nos vemos, compañeros!

1 comentario:

  1. ¡Qué bonito! Sería genial que lo pudieseis compartir en la página del Xacobeo con otros peregrinos http://camino.xacobeo.es/es/comunidad-peregrinos/xacoblogs

    ResponderEliminar