Llevaba días diferente. Entraba en casa siempre con una gran sonrisa y lo primero que hacía era darme un fuerte beso y decirme “¡Qué ganas tenía de verte, mamá!”, a veces la pillaba canturreando mientras hacía alguna cosilla y estaba más guapa que nunca. Por fin, un día, me decidí a preguntarle:
-Hija, ¿Y quién es él? -le pregunté.
Tímidamente miró hacia abajo, sonrío y me respondió:
- Es el amor de mi vida, mamá.
aii!! que bonito! de donde lo sacaste??? me chifla eh!
ResponderEliminarjajaja, inventeino!!!
ResponderEliminarNoraboa por este blog que surxe reinventado. Xa quedo na espera de novas e bonitas entradas.
ResponderEliminarUn bico.